La ‘casa de huéspedes’ que acepta a todos, premisa del Mindfulness

Aprender a relacionarnos de forma diferente con la experiencia, modificando nuestra tendencia al rechazo y evitación de los pensamientos, emociones y sensaciones corporales desagradables, y permitiendo en cambio su apertura y atención deliberada, es el primer paso para romper la cadena de respuestas automáticas condicionadas propias de la depresión.

Contemplar la experiencia no deseada tal cual es, sin juzgarla, dejándola estar, es una actitud que promueve la práctica de Mindfulness, y que puede tener gran poder transformador. Permite conectarse con un espacio y una perspectiva más amplios desde los que observar los acontecimientos y advertir entonces la posibilidad de asumir un enfoque alternativo, respondiendo de un modo más adecuado y consciente, con soluciones y respuestas más adaptativas y creativas, en lugar de hacerlo automáticamente.

Un poema de Rumi (poeta sufí del siglo XIII) ilustra esta importancia de dar la bienvenida y aceptar los pensamientos y emociones indeseados, como mensajeros que pueden sernos muy útiles:

La casa de huéspedes

El ser humano es una casa de huéspedes
a la que, cada mañana, llega alguien nuevo.

Una alegría, una decepción, una mezquindad,
una consciencia momentánea,
que se presentan como un visitante inesperado.

¡Dales la bienvenida y recíbelos a todos!
Por más que se trate de un coro de penurias,
que barren violetamente tu casa
y la despojan de todos sus muebles.

Trata a cada huésped con el respeto que se merece,
porque podría estar abriendo un espacio
para nuevas delicias.

Recibe, sonriendo, en la puerta
al pensamiento oscuro, la vergüenza y la malicia,
e invítalos a entrar.

Da las gracias a todo el que llame,
porque todos han sido enviados,
como guía, desde el más allá.

(Seagal, Williams y Teasdale, 2015; extraído de Barks y Moyne, 1995)